El arte tiene en la cultura japonesa un gran sentido introspectivo y de interrelación entre el hombre y la naturaleza, representada igualmente en los objetos que le envuelven, desde el más ornado y enfático hasta el más simple y cotidiano. Hasta tal punto llegó la representación del desnudo que figuró incluso en la portada del Nuevo Testamento de Erasmo de Róterdam.